... Cuando la etapa primaria de la alfabetización quedó superada por la vida misma, y los cursos de capacitación fueron adquiriendo una dimensión más seria, FREDER – Radio “La Voz de la Costa” estableció convenios con instituciones públicas y privadas para mantener la promoción humana y cristiana.
Ello dio paso al sentido de participación, asumido por los campesinos al adquirir conciencia sobre sus posibilidades; conciencia que se transformó en organizaciones y agrupaciones que antes no existían. Y esas organizaciones requerían de la capacitación de líderes y metodologías de trabajo en momentos en que la organización daba motivos de sospecha.
De radio escuela se derivó a una Radio Popular, participativa, mostrando la realidad desde la visión de los auditores, acompañando y capacitando a las organizaciones para producir su propia información y programas de radio.
Todo el territorio que la radio abarcaba se transformó en una red de organizaciones que, a través de corresponsales populares, daban cuenta de los problemas y propiciaban caminos para su solución, proceso que permitió el surgimiento de muchos líderes sociales.
En este contexto se crearon espacios a grupos sociales concretos, como la población mapuche-wiyiche, pero el énfasis de fondo continuaba siendo el anhelo de una vida más digna para los sectores pobres. Durante años destacó la acción en terreno con acciones como Programa Padres e Hijos; Programa Educación Para La Salud (PROGRESA); Programa de Capacitación Laboral Femenina; Programa Centros Culturales Mapuches y Programa Cultural Huilliche “Monku Kusolkien”; Talleres Sindicales y Programas de Asistencia Jurídica; Programa de Educadores Populares y de Educación Para La Producción, por mencionar algunos que han servido de base para otras iniciativas actuales.
La promoción y defensa de los derechos de esos sectores, costó ataques y atentados como la voladura de la antena de transmisión. El amparo a las organizaciones de campesinos, a las comunidades indígenas, a los cesantes, a las víctimas de violaciones a los Derechos Humanos y ofrecerles un micrófono para expresar las demandas, convirtió a “La Voz de la Costa” en la voz de los sin voz. Se trata de la misma actitud que La Voz de la Costa ha mantenido durante los más de 40 años de existencia y que mantiene hoy al iniciar la segunda década del siglo 21.